Te lo anticipamos ¿lo mejor de Atlético Tucumán está en el banco?

Ayer lo contábamos en una nota, cuáles eran los cambios con los que podía dar vuelta un partido Atlético Tucumán. No le erramos, porque Juan Manuel Azconzábal echó mano al poderío ofensivo que tiene guardado en el banco y el Decano fue otro, tuvo más la pelota y fue más punzante.

El Vasco apostó a Ramiro Cristobal y no se equivocó. El uruguayo no fue descollante, pero mordió en el medio. Eso le alcanzó a Atlético Tucumán para no pasar zozobras. Pero Pereyra no termina de encontrar su lugar en la cancha y es una lástima porque su pegada es importante a la hora de la pelota parada.

El equipo mejoró un poco, pero hasta el segundo tiempo no logró inquietar a la defensa rival. Antes de empezar el complemento el Vasco hizo lo que pedían todos los hinchas: sacó a Gabriel Risso Patrón. Con Doldán Aquino en la cancha la defensa se notó más firme. Los volantes se dedicaron a atacar, con Laméndola y Carrera a la cabeza.

Pero la frutilla fue la entrada de Andrada. El 7 metió un pase maradoniano a Laméndola que se la puso en la frente a Lotti que la tiró afuera. Claramente, cuando se ponga a punto en lo físico Andrada debe ser titular. Su categoría marcó un punto de inflexión en el ataque de Atlético Tucumán. Aún no está para correr los 90 minutos, pero en 45 podría hacer la diferencia.

El otro acierto de Azconzábal fue Eugenio Isnaldo. También está flojo desde lo físico. Pero en 10 minutos mostró que es un jugador que puede desequilibrar. Además, es un gran lanzador de córners y tiros libres. De un centro suyo y el empuje de Doldan Aquino llegó la pelota que le quedó servida a Lotti para el empate.

Una cuestión a destacar. Atlético Tucumán volvió a ser el equipo que nunca baja los brazos y que pelea cada partido hasta el final. Fue a buscar el empate con furia, pero nunca se desordenó atrás. El Vasco le imprimió de nuevo la mística de “equipo chivo” al Decano, ahora sólo resta buscar la victoria.