Política
POLÉMICA PERSONAL – El fallo en contra de Cristina Fernández contra Eduardo Feinmann la dejó mal por la libertad de expresión

El tema de trabajar con las leyes es algo bastante polémico y cuando hablamos de combinar esto a salir en contra de ciertas y determinadas personas, estamos condenados a ver ciertas polémicas y esto le sucedió directamente a Cristina Fernández cuando quiso encimarse a Eduardo Feinmann por un tema de Libertad de Expresión en el cual ella no estaba de acuerdo, pero la ley apostó por defender a Eduardo Feinmann.
No porque Cristina Fernández esté asidua al gobierno de turno resulta que las leyes los amparan, por el contrario, estamos hablando de un tema bastante delicado como la libertad de expresión en la cual se tiene visto que en Argentina se tiene mejor cuidado que en otros países, ya que no están obligados a teñirse de un color en específico para no correr el riesgo de estar silenciados o que dañen la integridad de otros periodistas.
Una de las frases que alegó Cristina Kirchner en su demanda fue la siguiente: “Cristina no le daba plata a López en eso no miente. Claro, era López el que le llevaba la plata a Cristina y a Néstor. Toda la que recaudaba se la llevaba en bolsones, él, Jaime y compañía. Se la llevaban directamente a Cristina. Ella tiene una responsabilidad funcional. Ella no se puede hacer la idiota, era cómplice… por descuidada. Era la presidente de la república”.
Ya vienen de pelea…
Anteriormente para el año 2016, Eduardo Feinmann y Cristina Fernández ya habrían tenido un especial encontronazo, pues ambos tenían que resolver problemas entre sí, pero a su vez, como no llegaron a un acuerdo clave, estamos hablando de que tuvieron que elevar el tema fuertemente y llegaron directo a la justicia para hacer cuestión de su resolución para alguna de las partes.
El alegato de defensa de parte del titular de la corte, Ricardo Darío Agugliaro, reveló: – “Cabe poner de relieve que la investigación periodística sobre los asuntos públicos desempeña un rol importante en la transparencia que exige un sistema republicano. El excesivo rigor y la intolerancia llevarían a la autocensura lo que privaría a la ciudadanía de información imprescindible para tomar decisiones sobre sus representantes. Este último aspecto es el que debe considerarse, tal vez con las expresiones más fuertes, a mi criterio, que le fueron propiciadas a la actora, me refiero específicamente cuando fue tratada como “coimera”. Es que, sobre el particular, también se ha sostenido que las afirmaciones erróneas son inevitables en un debate libre, y éste debe ser protegido si la libertad de expresión ha de tener el espacio que ella necesarita para sobrevivir (New York Times vs. Sullivan, 376 U.S. 254, 271)”.