Series
Un perro millonario, evasión fiscal y la “fórmula de la felicidad” conjugadas en un estrambótica docuserie de Netflix
“Gunther, el perro millonario” es una docuserie de Netflix creada por Emilie Dumay y Aurelien Leturgie que cuenta la historia de Gunther, un pastor alemán al que se le atribuye una fortuna de más de 400 millones de dólares.

Si bien se comienza con la historia del origen de Gunther, tales afirmaciones, como gran parte del contenido del documental, es falso o ambiguo. En realidad, el objetivo final de la narrativa es sumergirnos en un bizarro universo de exóticos seres humanos capaces de todo por cumplir sus fines mayormente materialistas. En base a esto podemos establecer, que el eje del relato es la búsqueda de la fórmula de la felicidad o, mejor dicho, de aquello que parece llevar a ese estado.
¿El protagonista es un perro?
En primer lugar, hay que establecer que el can no es el protagonista de la serie, sino que Gunther es solo una excusa en un producto audiovisual conformado por una interminable cadena de afirmaciones, medias verdades, mentiras, retractaciones y varios personajes con ganas de figurar.

En realidad, a lo largo de cuatro episodios, el eje narrativo son los estrambóticos sueños del verdadero protagonista de la docuserie, Maurizio Mian.
Él es quién construye todo un relato alrededor del perro con el principal fin de evadir los impuestos de la venta la empresa farmacéutica de su familia. Sin embargo, esto no se limita a la evasión fiscal, el perro y su séquito construyen un verdadero campo experimental para investigar de manera muy poco convencional cuál es la fórmula de la felicidad.
Todo sea por la ciencia
Como si se tratase de investigación farmacéutica seria, Maurizio Mian, crea las condiciones idílicas para el ser humano para estudiar cuál es el secreto de la felicidad. Por tal motivo, con el dinero de Gunther compra una mansión de Florida de la megaestrella Madonna y allí invita a vivir personas jóvenes y atractivas con la supuesta escusa de formar una banda pop.

Así se constituyen los objetos de estudio de este peculiar experimento cuya motorización nace del deseo de Marurizio de descubrir los secretos de la felicidad para erradicar los trastornos depresivos. Esta iniciativa nace justamente de la necesidad de Maurizio de combatir sus profundos estados depresivos ocasionados por su trastorno bipolar.
¿Vale la pena ver la docuserie?
Por más complejo o interesante que parezca el argumento de la serie, hay que decir que la narrativa no está bien construida. Esta es una historia que se puede contar cómodamente en formato de película documental, no docuserie. Las vueltas de la historia se estiran demasiado y no sirven al eje principal de la historia que mencionamos anteriormente.
En ese sentido, lo interesante de la serie lo podemos abducir de un análisis pormenorizado. En ese sentido, para una audiencia sin un fin de crítica audiovisual este eje narrativo se ve dilapidado por intentos artificiales de estirar la serie y llamar la atención constantemente. Esto sería un problema fácilmente solucionable desde el guión enfocándonos en un solo arco argumental que podría ser “¿existe una fórmula para la felicidad?”.
En cambio nos encontramos con un producto errático y sin construcción narrativa, en el transcurso de la historia, nada cambia ni hay objetivos, es decir, no hay arco argumental.
La ruina de “Gunther, el perro millonario” responde principalmente a las pobres decisiones de dirección en la edición del material audivisual. Parece que la razón de ser de esta entrega reside en mostrar lo absurdo del caso y en ese sentido, lamentablemente logran su cometido al lograr un producto absurdo, pero sin el condimento cómico. Lamentablemente consideramos que la serie es el arquetipo de las docuseries fallidas de la cadena Netflix.